lunes, 17 de noviembre de 2014

Pero ya nada sería igual

Destino
Pero ya nada sería igual. Ni los viajes de fin de semana con Pirata sedado en el asiento de atrás. Ni las cenas en la casita de la playa, siempre con sus amigos, bebiendo y riendo. También es cierto que habría menos dolor. Y ya no habría gritos. Pero ya nada sería igual. Y no creo que pudiera acostumbrarme a la cárcel.



Mañana
Pero ya nada sería igual. Habría música, ¿te acuerdas? Música y risas y comida caliente y gente amable. Y nadie nos gritaría por ser distintos, ni estaríamos siempre ateridos de frío, ni esperando al siguiente golpe. Sí, todo sería distinto. No tendríamos que trabajar desde que sale el sol hasta que se pone, llenos de cortes y heridas que nunca llegan a cerrarse. Pero ella está enferma, y no podemos irnos sin mamá.

martes, 4 de noviembre de 2014

Demasiado

El muñeco fue el primero en cerrar los ojos. Exhausto, se dejó caer sobre el cajón como un peso muerto. Había sido un día agotador. Soldado. Chófer. Cocinero. Martillo. Comida para otro cocinero. Gigoló para una pepona a la que faltaban un ojo, una pierna y buena parte del relleno. Explorador o pirata o algo así, casi no recordaba nada del turno de tarde. Pero recordaba que había agua. O eso esperaba, que fuese agua. En algún espantoso momento, mordedor para los más jóvenes. En la tercera boca dejó de contar. Y en la quinta, de gritar. Dimito, fue su último pensamiento antes de quedarse dormido. Dimito.

miércoles, 11 de junio de 2014

Arcas de memoria

Como nos reímos entonces. A principios de 2014 recibimos una foto del Curiosity mostrando una luz brillante sobre una colina marciana. Desde lejos parecía una bengala apuntando al cielo. Que si obeliscos de Kubrick, que si una puerta abierta de una ciudad subterránea de hombrecillos verdes. Que risas. Un rayo cósmico había impactado sobre una de las cámaras del vehículo, nos dijeron, haciendo que apareciera ese punto brillante. Y nos lo creímos, claro. No vas a saber tú más que la NASA. El Curiosity no volvió a pasar por la zona hasta seis meses más tarde. Y entonces ya no hubo dudas. Un objeto emisor de luz. Y llevaba como mínimo seis meses haciéndolo. Que buenas baterías, oye.

Nos acercamos, por supuesto. No lo íbamos a dejar pasar. No recuerdo quien dijo que si la especie humana encontraba alguna vez un botón con la leyenda “No pulsar, destrucción del universo asegurada. VA EN SERIO”, lo pulsaría solo para ver qué pasa. Guiamos al Curiosity hasta el mismo objeto. Una especie de barra brillante, metálica, sobre un soporte circular. Daba lecturas fuera de escala en el DAN, pero el DAN era de fabricación rusa, y, claro, que qué podía esperarse. Las cámaras de riesgos del Curiosity encontraron media docena de placas metálicas cóncavas alrededor del objeto brillante. De tamaño ligeramente superior al del objeto, distribuidas uniformemente alrededor. Muescas en cada placa que sugerían que encajaban unas con otras hasta formar una especie de huevo alargado. Sí, blanco y en botella.

Debía ser algún tipo de sonda o de bengala. O estaba emitiendo información sobre Marte o estaba emitiendo una señal de auxilio. O era una especie de faro. O un cartel de “no pasar, cuidado con el perro”. Salvo por la inmensa cantidad de neutrones libres que había encontrado el DAN no se apreciaba ninguna otra emisión. La cámara para múltiples espectros no encontró nada más que señales en el espectro visible, constantes, sin ningún patrón apreciable. Así que asumimos que no se estaban emitiendo señales al exterior del planeta. Pero era como un pequeño faro que nos atraía. Aquí, aquí, estoy aquí. Tócame, tócame, qué podría salir mal. Así que condujimos al rover hasta casi tocarlo. Y, bueno, como no, usamos el ChemCam para saber de qué material estaba hecho. Por si no lo sabíais, el ChemCam usaba un pequeño láser infrarrojo para vaporizar rocas y analizar los gases resultantes. Sí, lo que estáis pensando. Disparamos un rayo láser contra un objeto alienígena emisor de una cantidad absurda de neutrones…

El láser tenía un pulso de cinco nanosegundos. Diez nanosegundos más tarde todos los dispositivos a bordo del vehículo quedaron cegados debido a una sobrecarga de todos los sistemas, el brillo emitido fue recibido incluso desde la Tierra. Y nos pusimos a temblar. Primero disparamos, luego pedimos perdón por el ruido. Así somos.

Pasaron unos meses, así que después del Primer Pánico, el más leve, nos dispusimos a enviar otra sonda a Marte. No hubo tiempo para mejorar los vehículos tipo Curiosity, así que enviamos dos, con el segundo rover reservado para grabar a distancia al primero. Para lo que sirvió… Seis meses entre pruebas y el viaje. Sí, seis meses, el tiempo entre el Primer Pánico y el Segundo. Entre que dejó de emitir el Curiosity y que dejó de emitir la Voyager 2. La Voyager 1 estaba más alejada, pero se ve que los Otros venían por otro lado.

Por casualidad la New Horizons iba por el mismo camino, los Otros seguían también el plano de la elíptica. Ya estaba a distancia de empezar a hacer mediciones sobre Plutón. Y así obtuvimos las primeras mediciones sobre los Otros. Seis objetos no identificados a velocidad endiablada y constante saliendo del cinturón de Kuiper con rumbo al centro del Sistema Solar. El más grande del tamaño de Ceres y los dos más pequeños del tamaño de Fobos y Deimos. Exactamente del mismo tamaño. Y la misma forma. Cuando los de relaciones públicas de la NASA publicaron los datos reseñando que el tamaño de dos de los objetos eran de exactamente el mismo tamaño que los satélites de Marte no pudieron dejar de añadir que en la mitología griega Fobos y Deimos eran los hijos del dios de la guerra que personifican el dolor y el terror. Muy poético todo. Hasta en la rueda de prensa no pudieron evitar comentar que Fobos y Deimos tienen un tamaño similar al del meteorito que acabó con los dinosaurios...Y de cabeza al Tercer Pánico.
Los Otros. Les dimos un montón de nombres distintos, dependiendo de la cultura en la que vivieras, lo expuesto que estuvieras a Hollywood, etc. Para los más religiosos fue demoledor. Había más cosas ahí fuera. Y no podían estar muy lejos, la Voyager 2 no se había silenciado por casualidad. Y si había sido casualidad, la New Horizons fue silenciada solo dos semanas más tarde, demasiado poco tiempo para ir del cinturón de Kuiper a la órbita de Plutón. ¿Qué hicimos además de darles nombre? Lo que hacemos mejor, evidentemente, matarnos entre nosotros. Durante los Pánicos murió gente por decenas de millones. Centenares, supongo. China, Rusia, Indonesia, la mayor parte de la humanidad se colocó bajo la ley marcial. India se colapsó. Y Pakistán aprovechó para hacer lo mismo. Y ya puestos, hicieron lo que se esperaba de ellos. En medio del caos comenzaron un intercambio con armas nucleares. En Occidente nos dedicamos a hacer cosas diversas, siempre nos gustó eso de la diversidad. El sector de los idiotas se dedicó a volar cosas. Aviones, trenes, puentes, presas, de todo. Un imbécil llegó a detonarse junto al bunker dedicado a la conservación de la diversidad botánica... Los pesimistas abandonaron sus puestos de trabajo, sus religiones, sus familias y buena parte de ellos sus vidas. Y los optimistas... Bueno, los optimistas comenzaron la carrera armamentística más salvaje de la historia. El Consejo de Seguridad de la ONU coordina los esfuerzos industriales de lo que queda en pie de Occidente, China y Rusia. No sabemos aún para qué vienen los Otros, pero nos van a encontrar armados hasta los dientes. Hasta hemos preparado drones “suicidas” del tamaño de transbordadores espaciales rellenos con explosivos nucleares. Va a ser divertido que los Otros no vengan a hacer limpieza, ¿adivinais lo que haremos después con tantas armas? Sin contar con una posible guerra interestelar ya esperamos una hambruna para 2016, acompañada de enfermedades varias, millones de cadáveres en descomposición no nos van a salir gratis. Eso y el invierno nuclear que nos han dejado hindúes y pakistaníes.

No puede faltar mucho para que todo se solucione de una manera u otra. Los seis objetos ya han cruzado el cinturón de asteroides, si siguen con su trayectoria actual cruzarán la órbita de la Tierra a una distancia de seis veces la de la Tierra a la Luna. Yo… Yo ni siquiera sé porqué me molesto en grabar todo esto. El gobierno dice que ya que no me he alistado al menos puedo colaborar en el proyecto de Arcas de la memoria, para que ocurra lo que ocurra, aunque sea lo peor, quede algo de nosotros detrás. Me parece absurdo, pero tampoco tengo nada mejor que hacer hasta que todo acabe. Si sobrevive alguien y caemos en la barbarie me pregunto cuánto tardaremos en reinventar el lector de DVDs...