lunes, 17 de noviembre de 2014

Pero ya nada sería igual

Destino
Pero ya nada sería igual. Ni los viajes de fin de semana con Pirata sedado en el asiento de atrás. Ni las cenas en la casita de la playa, siempre con sus amigos, bebiendo y riendo. También es cierto que habría menos dolor. Y ya no habría gritos. Pero ya nada sería igual. Y no creo que pudiera acostumbrarme a la cárcel.



Mañana
Pero ya nada sería igual. Habría música, ¿te acuerdas? Música y risas y comida caliente y gente amable. Y nadie nos gritaría por ser distintos, ni estaríamos siempre ateridos de frío, ni esperando al siguiente golpe. Sí, todo sería distinto. No tendríamos que trabajar desde que sale el sol hasta que se pone, llenos de cortes y heridas que nunca llegan a cerrarse. Pero ella está enferma, y no podemos irnos sin mamá.

martes, 4 de noviembre de 2014

Demasiado

El muñeco fue el primero en cerrar los ojos. Exhausto, se dejó caer sobre el cajón como un peso muerto. Había sido un día agotador. Soldado. Chófer. Cocinero. Martillo. Comida para otro cocinero. Gigoló para una pepona a la que faltaban un ojo, una pierna y buena parte del relleno. Explorador o pirata o algo así, casi no recordaba nada del turno de tarde. Pero recordaba que había agua. O eso esperaba, que fuese agua. En algún espantoso momento, mordedor para los más jóvenes. En la tercera boca dejó de contar. Y en la quinta, de gritar. Dimito, fue su último pensamiento antes de quedarse dormido. Dimito.