miércoles, 23 de septiembre de 2015


La caja

Al abrir el contenedor se dio cuenta de que estaba empezando a olvidar el nombre de las cosas. Pero siguió buscando. Él le había dicho que estaba al fondo. Que lo último que quedaba en la caja era importante. Se le iba la mente, con cada mal que escapaba del recipiente su cabeza se perdía más y más. Pero no podía, no debía parar, él le había dicho que sin lo que había al final no habría hombres. Cayó al suelo, desmayada. Pero no vencida. Allí estaba, al fondo del contenedor, brillante como una estrella. La esperanza.



Recuerdos

Al abrir el contenedor se dio cuenta de que estaba empezando a olvidar el nombre de las cosas. Sonrió triste, reacia a engañarse a sí misma. Hacía tanto que olvidaba tantas cosas. Si hubiese tenido familia ahora podría apoyarse en ellos, pero estaba tan sola... Desató un lazo azul celeste que sostenía un paquete de libros, tomó uno de ellos. Pasó las páginas, deteniéndose donde algunas desvaídas entradas de cine quizá señalaran algo importante. Unas flores secas resbalaron hasta el suelo. No podía recordar ni las películas ni dónde había recogido aquellas flores. Apretando el diario contra su pecho dejó escapar un sollozo. A su espalda, apenado, su marido abrazaba a uno de sus hijos.